Entre mitos, recuerdos y pasos por Ulia
Centaurea debeauxii |
Centaurea debeauxii |
Mirando al mar, florecen en el Ulia estas centáureas con
nombre de la mitología griega: los centauros y las centáurides, caballos y
yeguas medio humanos.
La tarde está soleada; pasan los caminantes y las olas
ponen la música de fondo a las ruidosas gaviotas.
Centaurea debeauxii |
Los centauros, con sus míticas batallas perdidas, son el recuerdo de tardes de verano, jugando por esas laderas al juego de la vida con un helecho en la espalda. Está visto que no acabamos con ellas arrastrándonos para sorprender a otros niños y arrebatarles el helecho para hacerlos prisioneros. Éramos los niños de la catequesis de Villa Cris.
Centaurea debeauxii |
Las caminantes, que pasan a mi vera mientras tomo estas fotos, no se imaginan lo entretenidos que fueron esos veranos, cuando los hermanos Vivó, capellanes de Las Cristetas, nos traían por esta zona.
Los de
Ategorrieta sólo llegábamos hasta el tiro al plato, en la cima, para
coleccionar los platos que se quedaban enteros.
Centaurea debeauxii |
Me
malicio que, por muy francesas que sean, no habrán oído hablar del farmacéutico
y botánico Jean Odon Debeaux, que da nombre a esta especie de centáureas.
Y es
que los botánicos son muy suyos y se lo tienen muy callado.
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Parecido me ocurrió cerca del Mendaur cuando a unos bayonenses de mi edad les pregunté por su valerosa vecina Marga D´Andurain, la intrépida que, a principios del S.XX, puso de moda visitar la mítica Palmira de Siria, donde había establecido un hotel para turistas elegantes. No les sonaba de nada ese nombre de mujer.
Los años pasan y los recuerdos permanecen unos y se esfuman otros
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