Vegetación exuberante a rebufo de la pandemia COVID-19
Allium neapolitanum |
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Llevo
seis semanas de confinamiento. Durante este tiempo, he encontrado en ir a comprar
y depositar la basura el medio tolerado para salir de casa, bajar y subir
escaleras, dar vuelta por varias manzanas, mirar más lejos y tomar el aire y el
sol. Me atengo a la conocida norma de que, hecha la ley, hecha la trampa.
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En mi
calle no ha habido desmanes por aglomeración de paseantes con perro.
Ante el super de la casa de al
lado, se suelen alinear varias personas, bien separadas, a la espera de que
otra salga. Parecen distraídos, pero aguardan ojo avizor; nadie se pasa de
listo. Algunas protegen su cara.
Miro desde la ventana y espero a que no haya
cola, aunque con frecuencia prefiero ir a otros super más alejados, por andar algo.
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En estas
salidas he visto que los alcorques rebosan de plantas floridas, las habituales,
mayormente.
Los empleados municipales deben de estar ocupados en otros menesteres
más urgentes, como para ocuparse de privarnos de la vegetación silvestre.
Veo descollar en
estos jardines naturales flores de colza; me asombran cuánto habrán viajado
para venir a asentarse en esta avenida.
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Así mismo,
me he encontrado con estas flores blancas, reunidas en umbela, que he supuesto eran de alguna especie de ajo (allium). Aprovechando las salidas, les he
sacado fotos con el móvil, no me atrevo a venir con cámara. Uno se ocupa de
tareas inexcusables; si bien, entre tanto, se deja sorprender por esta espléndida
planta florida, venida de Nápoles, según vuelo de mi fantasía.
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De
mañanita, las corolas aún están cerradas. Después de mediodía, me dejan ver sus pétalos abiertos.
Se acerca alguien y hay que guardar las apariencias ante los
escasos transeúntes que pasan apresurados. Tengo que dar la impresión de usar el teléfono, no vayan a comentar, a quien sabe uno quien, que me salto el
confinamiento.
¡Calla,
que estoy oyendo el ruuuum ruuuum amenazante de las segadoras municipales!
Se avecina la temida y fatídica sarracina.
El sábado saldré a pasear
sin cuidado; se acabarán las saliditas encubiertas
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