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Myosotis No me olvides |
Paseo de primavera por
los arbolados de Miramón
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Myosotis No me olvides |
No cojo el autobús y bajo andando por el Paseo Miramón
desde la Policlínica. Es una tarde soleada, con brisa de norte fresca. Voy
mirando los tonos verdes del arbolado y el colorido de las flores de entre la
hierba. Al comienzo de la tarde estos parajes están poco transitados.
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Myosotis No me olvides |
Parece muy lejano el ruidoso tráfico de la variante de Sanse.
Se oyen variedad de trinos, que pueden ser de verdecillos, chochines,
carboneros, reyezuelos, currucas y zorzales, según me dice la aplicación de
aves. Me voy deteniendo a escucharlos.
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Paseo Miramón |
Me viene de frente una pareja casi de mi edad; ella
tocada con un gorro azulado. Agur. Agur. Van en silencio. Quizá también van
escuchado el canto de los pajarillos.
Se detienen un momento y siguen. No me
cruzo con nadie más en todo el paseo.
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Myosotis No me olvides |
También me voy parando a tomar fotos de flores de ajugas,
sonchos o cerrajas, aguileñas, vulnerarias, de la flor del cuclillo y ¡sorpresa!
de “no me olvides”. Desconocía que por aquí me pudiera encontrar con estas
preciosidades con nombre tan melancólico. ¿Será esa la especie?
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Myosotis No me olvides |
Al acercarme al campo de tiro con arco, dejo de oír a los
pajarillos. No pueden competir con el estruendo de la circulación de la
variante y de los viales de la circulación rodada. Estruendosa y constante. Bajo por las escaleras hacia Anoeta.
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Myosotis No me olvides |
Junto al Urumea, los castaños de indias están en flor. De
entre su follaje se expande el piar cansino de los gorriones. Hay bancos
desocupados y me siento un rato a descansar.
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Myosotis No me olvides |
Me traigo en el móvil colores, no me olvides, sonidos y
silencios
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Myosotis No me olvides |