Junto a la acera, desapercibidas violetas silvestres
olorosas
Viola odorata |
Viola odorata |
¡Por
fin! Por fin he encontrado la violeta olorosa de hojas redondeadas. Y ha tenido
que ser en un talud de la calle Sibilia de Donosti, sobre Egia. Después de ver tantas
violetas olorosas de hojas puntiagudas por las orillas del Irati, ha tenido que
ser en un costado del parque Matigoxotegi donde he percibido, ahora sí, la
fragancia de esta escasa especie de violetas.
Viola odorata |
Pasan
por la acera dos señoras que me miran de reojo. ̶ Y con
esa cámara, ¿qué estará mirando?
Sube
otro jubilata con su bastón y se detiene. ̶ ¿Son hierbas para el reuma?Ahora se acercan tres chavales con sus bolsas de deporte. Siguen. Van al campo de futbol de al lado.
Estas violetas, ¡claro!, no tienen la vistosidad de las violetas-pensamiento, que los jardineros municipales plantan en los parterres.
Viola odorata |
Y
ciertamente, solo acercándose a ellas se percibe su penetrante fragancia.
La
circulación de vehículos hace difícil que, al pasar, chicos o mayores lo noten.
Tendrán que abrir algún frasco de perfume SSirimiri,
la esencia de San Sebastián según creación de Benegas,
para disfrutar todo el año la fragancia de las violetas.
Viola odorata |
Desde este talud tengo en frente la larga tapia
del cementerio y, con el olor de estas violetas, me figuro que algo así debe de
ser el llamado olor de santidad. Seguramente hay mucha santidad sepultada tras
ese muro: muchos trabajos, mucho amor, muchas lágrimas. Y sí, sí; ahí cerquita,
reposa la santa laica Clara Campoamor, en
el panteón de la familia catalana Mosó Riu, afincada en San Sebastián, y de la
que Clara era la madrina.
Viola odorata |
Clara Campoamor, a mi entender la persona más
ilustre de este camposanto, mantiene la frescura de la fragancia, que se
percibe aún, de su ímprobo trabajo por desarrollar los derechos de las mujeres:
el sufragio universal, la igualdad jurídica de hijas e hijos. Su escrito, El
derecho femenino y yo, quedará para la historia del empeño de esta gran mujer por
hacer cambiar las leyes de un Congreso republicano mayoritariamente masculino.
De
la delicadeza de los perfumes a la firmeza del esfuerzo igualitario, dicho con
violetas