Traducción

jueves, 18 de enero de 2018

PRIMULA ACAULIS

Las primeras, las prímulas
    
Primula acaulis
Primula acaulis








Hemos llegado a ver, una vez más, un nuevo año y las prímulas del monte Urgull se han abierto también a ver la luz del nuevo enero. 







Primula acaulis













Las podemos ver ya florecidas en la ladera norte, bajo los pinos que se enfrentan a los vientos del Cantábrico, y no en la vertiente sur, al abrigo de la Concha.











Ladera norte del monte Urgull







Esa cara norte desde la que diviso el paso de embarcaciones de pesca, cargueros de transporte o veleros de recreo y que estos días ha sentido el empuje de las olas, que han saltado imponentes sobre el paseo.







Primula acaulis








A la vista de las fotos de estos días, no sería de extrañar que estas prímulas hubieran recibido más de un remojón salado, dada la altura de las rompientes y su proximidad al Paseo Nuevo.










Primula acaulis







Pasados estos días lluviosos y festivos, me daré otra vuelta para verlas. Y sí, seguirán espléndidas, brillantes y dando la primera nota de color distintivo, para cuando en los jardines hayan empezado a transplan-
tar pensamientos multicolores.









Una vez más, la jardinería silvestre se adelanta

Primula acaulis

viernes, 5 de enero de 2018

RANUNCULUS ACRIS

Flores doradas en tiempo de regalos
   
Ranunculus acris
Ranunculus acris


Bajo el gris amenazante de las nubes y sobre el verde de la hierba de las cunetas, destacan por aquí, estos días de regalos del inicio de invierno, los colores dorados de estos ranúnculos acres, picantes. ¿O quizá deban su nombre a la forma palmeada de sus hojas, semejante a las hojas de los arces?


Ranunculus acris












Ya había reparado en su presencia bien avanzado el otoño en la cuneta del camino hacia el parque de Ametzagina, una vez pasada la ermita de Uba. Todavía se veían azafranes y ajugas azuladas. En el triángulo que dejan los dos ramales del camino también florecían estos ranúnculos.

Regata Manda

















Pero ha sido en estos días, andando por los vericuetos del Parque de Illumbe, entre vegetación silvestre y regatas que retuercen los senderos, cuando los he visto como casi únicas plantas en flor. Y entre esta vegetación que parece el decorado de cuentos misteriosos, destacan estos pétalos brillantes en las lindes herbosas y húmedas.
Ranunculus acris














Los vericuetos del Parque de Illumbe es uno de los encantos que añadir a nuestra ciudad. Además de playas, calles rectilíneas, aglomeraciones de visitantes o sabrosos pintxos y, a no más de cinco minutos de Anoeta, nos encontramos paseando por bosques intrincados en abruptas laderas. 

Ranunculus acris
















Es uno de los rincones solitarios por donde los oriundos podemos pasear reposadamente, lejos del bullicio comercial y turístico. Con todo, si el paisaje vegetal permite alejarnos de la civilización industrial, el runrún de la inmediata autovía nos recuerda que aún estamos en la época en que convive el motor de explosión con el color dorado de estos ranúnculos.











   
Paseos apacibles con florecillas lustrosas por senderos umbrosos de la periferia donostiarra

Ranunculus acris