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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
DE PASEO POR LOS CAMINOS DE LA MOTA DE URGULL
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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
Es domingo de carnaval y pienso que Urgull estará
florido, soleado y apacible. Subo desde la fotográfica y desde las escaleras me acompañan las melodías rancheras de alguna comparsa que se mueve por las
inmediaciones del museo. “Pero sigo siendo el rey”; vaya, hay mucho monárquico
suelto y poca flora por este costado pelado, excepto el apio de caballo (Smyrnium
olusatrum) que me evita la vista del suelo pelado, bajo los plátanos de sombra.
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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
Ante la puerta del baluarte, tomo el camino hacia la
batería alta de Santa Clara. Esta ladera está más herbosa y, además del apio, abundan
las prímulas, los dientes de león, los ranúnculos, las potentillas estériles,
las chiribitas, las violetas. Paso delante de varios bancos, que por su aspecto
no invitan a sentarse. Siguen con las rancheras. ¡Qué pesadez!
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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
Desde la batería de Santa Clara me asomo para ver La
Concha. Por aquí es el mar quien manda sus repetidas melodías; se agradece la
serenidad natural de este retirado mirador en esta tarde de marzo. Giro hacia
el Mirador y ya me encuentro con varios visitantes que bajan por las escaleras:
una familia con tres niños, una pareja besándose, un chaval con un par de perros.
Les dejo pasar y vuelve el sosiego. Al fin un banco decente para sentarme.
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Vaina del pecíolo Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
Me vuelvo al apio de caballo. ¿Porqué es tan abundante en
Urgull? Las semillas de este tipo de apio tienen un ligero olor a mirra; de ahí
el nombre smyrnium. La mirra, ofrecida por los Magos de Oriente a Jesús,
servía para embalsamar, pero por aquí no ha sido una práctica funeraria.
Por otra parte, Carlomagno propuso su cultivo para servir de condimento, si bien,
preferimos el perejil para la merluza a la koxkera. Nada; que lo dejaron para deleite
culinario de los caballos del castillo.
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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |
Ya es hora de bajar, pasando por la puesta del baluarte. Más
me vale olvidarme del apio y de los caballos y cuidar de no tropezar con los
adoquines en la bajada hacia Bardokas, no vaya a ser que aterrice en el
convento de santa Teresa. En el paseo Salamanca una ola alcanza a tres
descuidados asomados a la barandilla.
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Smyrnium olusatrum Apio de caballo |