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Stachys officinalis Betónica |
Paseo por dos parques naturales de Donostia
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Stachys officinalis Betónica
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La tarde soleada de julio, con una ligera brisa y
temperatura primaveral, invita a pasear por el parque Ametzagaina. Va a ser la
ocasión para volver a visitar lo que fue el antiguo reformatorio juvenil,
reconvertido en otro punto hostelero de referencia en Donosti. El parking está ocupado
por muchos vehículos; se oyen risas y conversaciones. Son más de las seis y la
terraza está animada: la sobremesa se prolonga. |
Stachys officinalis Betónica |
En el extremo del aparcamiento, casi oculto por un
autobús, encuentro un sendero de gravilla, que conduce a uno de los caminos. Al
acercarme a la charca vallada no han saltado ranas. Me cruzo con una señora
acompañada de dos galgos. Se aparta al borde del camino; todavía el covid hace
de las suyas.
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Stachys officinalis Betónica
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Junto a una curva, hay un amplio plantel de betónicas,
que merecen un alto para contemplarlas. Las betónicas eran consideradas plantas
medicinales en la época esplendorosa de Roma. Musa, médico de Augusto, suponía
que curaba cuarenta enfermedades. Vamos, que ni el bálsamo de fierabrás. Suben
apresurados dos chavales, que ni las miran. Un respeto, por favor, a la
ciencia.
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Stachys officinalis Betónica |
Salgo del parque y voy hacia Lau Haizeta por el camino de
Marrus. No pueden faltar los niños que dan pan a los cabritos de la finca
siguiente al caserío Illarregi. Los esquivo y llego al merendero de “Cuatro
Vientos”. Fue una de los puntos donde acudir las tardes de los domingos con la
merienda; hace ya tantos años…
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Stachys officinalis Betónica |
Entro en el parque para disfrutar de las sombras de robles,
acacias… y del silencio, una vez que me alejo de la zona de juegos infantiles. Dos
pasarelas de madera salvan dos barrancos con algo de agua. Hoy no he llegado a
ver trepar a ninguna ardilla por los árboles. En la parte baja, cerca de
Larratxo, ya se percibe el ruido de la autopista y salgo de los recuerdos a la
vida de hoy.
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Stachys officinalis Betónica |
El encanto de los recuerdos, la flora silvestre, los otros
paseantes y de un paseo a mi aire.
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Parke Lau Haizeta
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